LA PROMESA Avance Capítulo 672 martes 9 de septiembre ÁNGELA vuelve y CURRO sufre
En el próximo capítulo de La Promesa, la tensión alcanza niveles insostenibles con la inesperada reaparición de Ángela, quien regresa tras días de secuestro en un estado de debilidad extrema y desorientación total, dejando a todos los presentes con el corazón encogido. La madre de Ángela, consumida por la rabia, descarga toda su furia contra Lorenzo, responsable del falso secuestro, mientras Curro observa devastado las condiciones en que se encuentra su querida familiar, impotente ante la realidad de su sufrimiento. El médico, con voz grave y seria, confirma que la joven se encuentra desnutrida y deshidratada, un cuadro que alerta a toda la familia sobre la gravedad de la situación, mientras Lorenzo, con su habitual frialdad, intenta disimular ante los demás, provocando aún más indignación y temor. Este conflicto sacude los cimientos de la promesa, generando un ambiente cargado de tensión donde cada mirada y cada gesto parece preludio de un enfrentamiento mayor.
Adriano percibe que la revuelta apenas comienza y que las consecuencias del secuestro falso pueden ser mucho más graves de lo que se imaginaban, mientras Catalina minimiza el peligro y se mantiene firme en sus decisiones, mostrando una determinación que incomoda incluso a los más cercanos. Martina, al ver las actitudes de su prima, se lleva las manos a la cabeza, incapaz de comprender cómo se pueden tomar decisiones tan frías ante el sufrimiento de Ángela, y el ambiente familiar se enrarece aún más cuando el varón de Valladares irrumpe en la promesa con un enojo evidente, amenazando a los Luján por su última afrenta, recordando que los conflictos no se limitan a las paredes del palacio, sino que se expanden con fuerza imparable. En medio de este caos, la cocinera Simona celebra con Enora la reconciliación con Toño, un momento de felicidad que contrasta dolorosamente con la tristeza de Vera, quien pese a alegrarse por su amiga, se siente afligida por no poder recuperar la cercanía con su propia familia, mostrando que la alegría y el sufrimiento conviven en un delicado equilibrio.
Mientras tanto, la desilusión alcanza a Enora y Toño al enfrentarse a la negativa de Manuel de conservar los estudios y logros realizados hasta el momento, debido a la compra de la empresa por Pedro Farre, quien adquiere también todo el trabajo realizado hasta entonces, dejando a los jóvenes en un estado de impotencia y frustración que refleja la injusticia del poder económico frente a los esfuerzos individuales. Petra, en paralelo, exige represalias a Cristóbal por el accidente ocurrido en los jardines, mientras Ricardo se rebela ante los abusos del mayordomo, quien cínicamente le recuerda que siempre puede marcharse si no está de acuerdo, evidenciando cómo el poder y la opresión se entrelazan en los conflictos cotidianos de la promesa. Cada personaje enfrenta sus propias batallas, y las tensiones aumentan con cada decisión y cada enfrentamiento, haciendo que los espectadores sientan el peso de la intriga y el drama que envuelven a la familia Luján y a quienes los rodean.
En el centro de este torbellino, Manuel recibe un ultimátum devastador de Alonso, quien exige que se retracte ante Leocadia y cumpla con su compromiso empresarial, dejando claro que no hay lugar para la negociación ni el debate. Esta orden genera un conflicto interno en Manuel, atrapado entre sus deseos personales y la presión inexorable del poder familiar y empresarial, un dilema que mantiene a todos en vilo y que promete desencadenar decisiones críticas que cambiarán para siempre la dinámica de la promesa. Mientras tanto, la tensión acumulada en el palacio parece un presagio de nuevas confrontaciones, alianzas inesperadas y traiciones silenciosas, donde cada gesto y cada palabra puede convertirse en una chispa que encienda un incendio de consecuencias imprevisibles.
Finalmente, la promesa se convierte en un escenario de emociones intensas y decisiones de alto riesgo, donde la reaparición de Ángela no solo reaviva viejas heridas, sino que también pone en evidencia la vulnerabilidad de los personajes frente a los secretos y las intrigas que los rodean. Curro, devastado, Simona, determinada, y los demás protagonistas, enfrentan un momento crucial en el que la justicia, la lealtad y la supervivencia se entrelazan en un drama que mantiene a la audiencia al borde del asiento. Cada acción, cada palabra y cada decisión se convierte en un hilo que sostiene la trama, recordando que en La Promesa la calma es solo un espejismo y que el destino de cada personaje está constantemente en juego, atrapado entre el poder, la venganza y la esperanza de un futuro incierto.